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sábado, 12 de abril de 2008

Macedonia Blas: Morir en defensa de los indígenas

MILENIO
6 de Abril

macedonia6abr.jpg
Foto: Especial


Candidata al Nobel de la Paz en 2005, fundadora de una organización no gubernamental de ayuda a los otomíes en 1997, madre de 12 hijos, nuestra entrevistada habla de cómo ha hecho para cambiar su suerte y luchar por los derechos de la mujeres más desprotegidas de este país, las indígenas.


No deja de sonreír ni un instante. Parece alegre todo el tiempo. Como si todo lo que le tocó vivir no hubiera hecho mella en su optimismo. A los 50 años, Macedonia Blas Flores parece estar resignada: “Esa suerte me ha tocado”, dice, al recordar las desgracias vividas. Sin embargo, más que resignación, su historia es la de una mujer que tenía todo para perder, pero que sacó fuerza de su dolor y lo convirtió en un impulso imparable para evitar que otras mujeres, indígenas, pobres y víctimas de violencia, como ella, pasen por lo que ella tuvo que pasar.

Macedonia tuvo 12 hijos, de los cuales viven diez, nueve con ella, en su casa de San Ildefonso, comunidad de El Bothé, municipio de Amealco, Querétaro. El mayor tiene 30 años, y el menor cinco.

Macedonia se había dedicado casi toda su vida a elaborar artesanías, servilletas, manteles bordados, muñecas, y aún hoy hace unos pocos de esos objetos para venderlos en los encuentros a los que sale. “Ahora no sufro como antes, me quedaba… me pongo a pensar y me da tristeza recordar, nos quedábamos en las centrales o en los portalitos para atajarnos del agua cuando salíamos a vender nuestras artesanías”.

Macedonia comenzó a luchar con más intensidad por los derechos sexuales y reproductivos a partir de una dolorosa experiencia personal. Era un día de agosto del año 2003, cuando Macedonia iba caminando por la calle y fue agredida por dos mujeres, una madre y una hija. ¿El motivo? La acusaban de adulterio con el marido de ella (y padre de la hija), algo que no era verdad, pero que le costó un ataque lamentable a su intimidad, sólo porque las mentiras que un señor contó fueron creídas por su esposa.

No fue ese el primer episodio violento en la vida de Macedonia. Ella había sufrido violencia por parte de su marido. “Mi caso, yo lo viví y sufrí, por eso ahorita he luchado para que se busque un cambio, que las mujeres no sufran la violencia, que sepan conocer sus derechos, que sepan que cuando hay violencia hay que denunciar”.

—¿Cuál fue su caso?

—Me tocó un esposo alcohólico y después se fue y me dejó con 11 hijos. Luego sufrí violencia y hasta fui víctima de una mujer de mi comunidad. Yo trabajaba en los derechos de las mujeres y quizá por envidia ella me agredió, por celosa, porque su viejo me difamó. Hay hombres que son malos, les gusta difamar a las mujeres y yo no me quedo callada. Siempre lo he explicado y lo sigo trabajando.

—¿De qué la acusaron esa mujer y su marido?

—De adulterio, decían que yo andaba con ese señor. Yo había tenido un hijo con otro señor, y ellos decían que era de él. Fue bien feo el chisme, por eso a veces me pongo a pensar que hay gente cobarde. Lo decían así cuando saben que no era verdad. Creo que pensaron que no iba a salir adelante, pero no me quedé callada. Ahora ya se me olvidaron esos problemas, estoy viviendo una nueva vida, con las compañeras de otras organizaciones.

De víctima a promotora social

Antes de coordinar la organización no gubernamental Fotzi Ñahñö AC (Ayuda a los ñahñö, u otomíes, creada en 1997), Macedonia criaba a sus hijos y hacía artesanías, pero también colaboraba con el ingreso familiar ayudando en los quehaceres de otras casas, o haciendo tortillas. Se paraba en las casetas de peaje a vender sus cosas, o caminaba durante muchas horas por las calles para conseguir algo de dinero a cambio de sus artesanías.

“Yo quería tener otra vida, no quería sufrir como lo estaba haciendo, quería un cambio. Gracias a unas religiosas en mi comunidad, que me ayudaron mucho, un día conocía a una trabajadora social que nos dio pláticas sobre derechos humanos, cómo conocerlos, cómo distinguir la violencia para que no la suframos y que la denunciemos, cómo cuidar a nuestros hijos. Nos capacitó para que fuéramos promotoras, y empecé a salir a las comunidades, aunque fuera con pocas palabras. Aprendí un poco y estoy aprendiendo más”.

A partir de esa capacitación Macedonia se propuso crear una organización para que las mujeres dejen de ser víctimas y se conviertan en personas productivas, que hagan valer su trabajo y su dignidad. Fue así que con su esfuerzo y actualización constante llegó a ser coordinadora de la organización Fotzi Ñahñö, que trabaja con mujeres indígenas, a quienes les dan pláticas sobre violencia y alcoholismo para ayudarlas a salir adelante, para no ser discriminadas. Desde 2003 promueve la campaña “Contra la violencia hacia las mujeres indígenas”.

Un día, el marido de Macedonia se fue. No sólo la abandonó a ella, también abandonó a sus 11 hijos. Sin embargo, cuando él partió, Macedonia ya había formado la organización. Por suerte. Tenía un colchón dónde caer… parada.

Revertir la dura realidad

La realidad en Querétaro y en miles de lugares más de México es que, cuando los esposos llegan a sus casas después de un largo día de trabajo y de varios vasos de alcohol, casi lo primero que hacen es regañar e insultar a sus mujeres. Macedonia sabe de qué se trata esta dura realidad cotidiana. Por eso, para revertir ese suplicio, trabaja junto a varias mujeres conscientes de sus derechos.

El año pasado capacitaron a algunas autoridades municipales sobre equidad de género. Invitaron a varios funcionarios a las pláticas que darían, aunque llegaron sólo tres. “Queremos que ellos sepan también que nos puedan apoyar, o qué es la violencia… porque aunque son autoridades no siempre conocen nuestros derechos. La idea es que a partir de la capacitación nos respeten como mujeres. Claro que las autoridades cambian todo el tiempo, pero al menos para que nos apoyen cuando entren otros, y les expliquen, y les digan que hay que trabajar bien.

“Las actividades de Fotzi Ñahñö también incluyen trabajo con los niños, no sólo para evitar que las niñas y adolescentes indígenas sean violadas —algo bastante frecuente en la zona—, sino también para que las mujeres no tomen alcohol y les den buen ejemplo a sus hijos. Sí hay mujeres alcohólicas, y eso a sus hijos eso les causa problemas”.

—¿Por qué toman alcohol las mujeres?

—Por algún sentimiento, algún disgusto. Empiezan con una cerveza y luego agarran el vicio. Muchas veces porque sus esposos se van a Estados Unidos y ya ni regresan, las dejan con sus hijos y esto les causa problemas.

Por eso, desde la organización Fotzi Ñahñö están buscando proyectos para que las mujeres trabajen. Por eso, también, han impulsado la construcción de invernaderos de jitomates, de nopales, y ahora de setas, hongos cuyo cultivo les ha cambiado la vida a muchas mujeres del lugar. Les ha permitido tener una mejor fuente de ingresos que la venta de artesanías.

Hace diez años que Macedonia puso en marcha Fotzi Ñahño y se vinculó con “Semillas” (Sociedad Mexicana Pro Derechos de la Mujer) al poco tiempo de haber creado su organización. De esta organización recibe recursos para capacitación contra la violencia hacia las mujeres indígenas.

Con el dinero y el asesoramiento recibidos de varias organizaciones, Macedonia y sus compañeras instalaron una cisterna para paliar la falta de agua en la comunidad y poder regar sus cultivos. En otros lugares cercanos, construyeron pequeños invernaderos.

Además de trabajar en la siembra y cosecha de alimentos, Macedonia y sus “socias” salen a las comunidades cercanas a hablar con las mujeres, les enseñan que tienen derechos y las ayudan a poner en marcha proyectos productivos, para lo cual también procuran encontrar fondos.Hoy son unas 40 mujeres las que están trabajando en poner en marcha emprendimientos rentables. Hay dos comunidades más que ahora se están organizando: las mujeres de Xajay y Yospí están aprendiendo a defenderse de la violencia de género, y también a cultivar vegetales. Con lo que producen gracias a esta ayuda, las mujeres y sus familias comen y venden lo que les sobra. “Por lo menos las compañeras ya no tienen que comprar sus jitomates, cuando se reparten les tocan dos o tres kilos a cada quien”.

—Cuando usted ve que hay mujeres que “se salvaron”, que pudieron salir adelante después de tanta marginación, ¿qué siente?

—Me da gusto que hayan aprendido, o que se animen a poner una demanda contra sus maridos violentos, o que acompañen a otras mujeres al Ministerio Público. A veces las acompaño y traduzco sus palabras del otomí al español. Me siento bien haciendo eso.

Propuesta para el Nobel de la Paz

En el año 2005, Macedonia Blas Flores fue una de las mujeres propuestas para el Premio Nobel de la Paz por parte de la organización internacional “Mil mujeres”. Macedonia estaba entre 12 mexicanas sugeridas para recibir ese galardón por muchas mujeres alrededor del mundo en forma colectiva.

Aún hoy, esa postulación la llena de alegría y satisfacción. “Tuve muchas invitaciones, muchas salidas, y vi que la gente me aprecia mucho. Me he sentido contenta. Y sigo adelante con mi trabajo”. Cuando la reconocen por la calle se pone penosa y orgullosa a la vez. “Aunque me esconda en otra parte, me van a reconocer”, dice y se sonríe.

—Mirando para atrás, ahora con tantos proyectos, ¿qué balance hace de lo vivido?

—Ya no puedo echarme para atrás, ya no quiero ver para atrás, quiero seguir adelante. Trato de dejar el pasado.

—¿Qué dicen sus hijos de todo lo que hace usted?

—Antes no les gustaba porque salía mucho, pero cuando supieron de la candidatura al Nobel se pusieron contentos y me apoyaron.

Macedonia no pudo estudiar. Hizo hasta segundo año de primaria, pero se le olvidó lo poco que había aprendido. Sin embargo, gracias al INEA pudo recordar qué es leer y escribir, y hacer algunas operaciones matemáticas.

Su vida es movida, casi sin tiempo para el descanso. Se levanta temprano y se va al molino para buscar las cosas para hacer sus tortillas. Luego se va a hacer sus actividades con las compañeras, “que hacer difusión, o irme a las capacitaciones, o ir a México, a Querétaro a capacitar cuando nos dan proyectos de la CDI o de otras instituciones”.

Llega a su casa a las seis de la tarde. Sus hijos más chicos le reclaman su presencia, “pero se enseñaron a quedarse solos desde chiquitos, porque yo tenía que salir a trabajar. Si me hubiera quedado en casa, ¡qué les iba a dar de comer!”

—¿Qué costos tuvo que pagar por trabajar para que las mujeres estén mejor?

—Creo que mucha violencia, pagué con ella para que valga la pena que otras aprendan. Para aprender que los derechos los tenemos igual los hombres y las mujeres.

—¿Es difícil ser mujer y ser indígena?

—Creo que sí, porque no conocemos nuestros derechos, no sabemos muy bien de leyes. Hay que conocerlas para poder seguir adelante, porque aunque uno diga que conoce los derechos, si las autoridades no los aplican o expresan, pues también es como si uno no supiera nada porque a veces uno va a darles la queja y ellos dicen: ’Pues qué quieres hacer, si es tu esposo’… No es la forma que ellos digan así. Una se va más contenta cuando las autoridades aclaran las cosas y se logran resultados. Nosotras somos mujeres indígenas, pero también merecemos respeto. No somos un juguete.

—¿Es optimista?

—Yo pienso que las cosas van a cambiar poquito a poco. Ya hemos formado jóvenes de las escuelas. En estos grupos que están trabajando con nosotros, creo que están mejorando su calidad de vida. Pero hay muchos grupos que no se han acercado, no saben sus derechos, y estamos tratando de explicarles de qué se trata, para que todas sepan y ya no se dejen más. Nunca más.

Por Mariana Winocur

(8) Comentarios
coyote

MUJERES COMO ESTA VALIENTE MEXICANA, ES A LAS QUE SE DEBE DE ADMIRAR Y APOYAR EN TODOS SENTIDOS.

ESAS SON A LAS MUJERES QUE YO RESPETO Y APOYO, NO A TERRORISTAS COMO ESA CRIMINAL LUCIA MORETT QUE ESTABA ALLA EN LA SELVA ECUATORIANA CON AQUELLOS CHACALES ASESINOS, SECUESTRADORES NARCOTRAFICANTES DE LAS FARC.

OJALA QUE MUCHAS MAS MUJERES SIGAN ESE EJEMPLO Y SE UNAN A ELLA EN ESA LUCHA Y QUE LOS HOMBRES SEPAN VALORAR LO QUE EN REALIDAD MUCHAS MUJERES VALEN.

VAYA MI APOYO Y TODO MI RESPETO PARA MACEDONIA BLAS Y PARA TODAS LAS MUJERS QUE LUCHAN POR LAS BUENAS CAUSAS.

Publicado 6 de Abril | 20:16 hrs
AMALIA GUTIERREZ

AL LEER ESTE ARTICULO SENTI UNA GRAN ALEGRIA DE SABER QUE HAY PERSONAS TAN POSITIVAS, ES PARA MI UN EJEMPLO DE MUJER Y DEBERIA DE SER PARA MUCHAS(CHOS) YA QUE CON TANTAS LIMITACIONES SOCIALES PUEDEN AYUDAR Y EDUCAR TAN SABIAMENTE A SU COMUNIDAD. DE VERDAD MIS RESPETOS A SU SENCILLEZ , SAGACIDAD Y TERQUEDAD. VOY A SACAR COPIAS PARA REPARTIR Y DE ESA MANERA ELLA PUEDA SEGUIR SIENDO UN EJEMPLO A SEGUIR.

Publicado 8 de Abril | 12:10 hrs
j estrada g.

mis respeto y admiracion para esta gran señora MACEDONIA

Publicado 8 de Abril | 12:13 hrs
Cynthia

Disfrute leer este artículo. La señora Macedonia es de esas pocas excepciones que pese a sus circunstancias tiene el valor de cambiar su situación y no sólo mejoró su situación, sino también la de muchas mujeres más…La violencia (=frustación), alcoholismo, pobreza, alcohol, los machos mediocres y cóbardes son problemas que por varios años han afectado a nuestra población, necesitamos mujeres como Macedonia que tomen iniciativas y acciones concretas. Creo que sería un merecido reconocimiento a su labor otorgarle el nobel de la paz en un futuro.

Publicado 8 de Abril | 14:12 hrs
lairadedios3

Definitivamente estamos en pañales en este pais en materia de igualdad de derechos,sobre todo con los pueblos indigenas,que desde tiempos inmemoriales han sido objeto de abuso.
Conocer este tipo de personas(sin hacer distingos de sexo)renuevan el espiritu,y la fe de que existe gente extraordinaria,que ha pesar de adversidades sobresalen sobre todos los demas.Sencillamente un ejemplo a seguir.

Saludos Luisa Fernanda y Fernando Redondo………..los amo.

Publicado 8 de Abril | 14:12 hrs
Cynthia

Disfrute leer este artículo. La señora Macedonia es de esas pocas excepciones que pese a sus circunstancias tiene el valor de cambiar su situación y no sólo mejoró su situación, sino también la de muchas mujeres más…La violencia (=frustración), alcoholismo, pobreza, alcohol, los machos mediocres y cobardes son problemas que por varios años han afectado a nuestra población, necesitamos mujeres como Macedonia que tomen iniciativas y acciones concretas. Creo que sería un merecido reconocimiento a su labor otorgarle el Nobel de la paz en un futuro.

Publicado 8 de Abril | 14:31 hrs
J. Diego Vazquez

Desde el extranjero nuestro mas elevado respeto por tan valiente mujer. He leido esta entrevista y la he compartido con mi esposa a quien tanto respeto y honro. Es Macedonia quien deberia estar representando a nuestras comunidades indigenas y no corruptos como Macedonio Salgado.

Publicado 9 de Abril | 09:04 hrs
Carol Cervantes Mendoza

Señora Macedonia: mi respeto y admiración!! A la reportera gracias por difundir la sabiduría y fortaleza de esta gran mujer. Mujeres como Macedonia nos hacen reconocer el atraso en que vivimos. Tuvo que pasar una vida de tragedia para llegar donde está y aun así conservar la esencia misma del humanismo. Gracias Doña Macedonia por rescatar a más mujeres de la ignorancia y de la marginación!

Publicado 10 de Abril | 11:53 hrs

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