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lunes, 21 de abril de 2008

El regreso al terruño... y De viceversa, un atisbo a la vida de migrantes zoques

La jornada Jalisco
21 abril 08


El libro fotográfico y el documental se presentarán esta semana en el CUCSH


La migración se ha convertido en la única alternativa de los indígenas para mejorar su nivel de vida

CECILIA DURAN
Mujeres migrantes zoques en Guadalajara



Lupa
Mujeres migrantes zoques en Guadalajara Foto: LA JORNADA JALISCO

La migración parece ser la única alternativa de los indígenas para lograr mejorar sus condiciones de vida, ya no sólo a las grandes ciudades del país, sino en otros países, como Estados Unidos. Guadalajara se ha convertido en una atractiva ciudad para los migrantes indígenas provenientes de toda la República, a donde llegan con ilusiones y sueños, objetivos y metas; esperanzados en encontrar nuevos horizontes.

Este fue el caso de un grupo de indígenas zoques del municipio de Chapultenango, de Chiapas, que en la década de los 60 llegó a tierras tapatías para hallar un nuevo rumbo. La falta de conocimiento de la zona urbana los llevó a instalarse donde mejor los acomodó su condición económica, lo cual produjo que quedaran desperdigados en la periferia de la ciudad.

Siguiendo el ejemplo de éstos, cuando el volcán Chichonal hizo su erupción en 1982, otro grupo de zoques, al ver cómo la lava llevaba consigo sus casas, plantíos y ganado, acudieron a la ayuda de los primeros migrantes para llegar a Guadalajara. Vinieron sin nada, con hijos recién nacidos a cuesta con el dolor de haber perdido todo y con el temor lógico que implica salir de un medio rural para enfrentarse a una gran ciudad.

Superaron adversidades, algunos más afortunados que otros encontraron ayuda en sus “paisanos” y otros con sus propios medios tocaron puertas de comercios, fábricas y casas de familias para emplearse en lo que hiciera falta. Con el transcurrir de los años, algunos hijos pudieron estudiar, y de sus raíces mantuvieron sólo el recuerdo que les transmitían sus progenitores. Veinticinco años después de la tragedia del volcán, regresaron a su terruño, a Chapultenango, para encontrarse con su lengua, tradiciones, danza, comida y familiares y esta experiencia quedó registrada en el libro de fotografías El regreso al terruño. El caso de los migrantes zoques en Guadalajara, de Aldo Ruiz, y en el documental De Viceversa, de Rafael Villegas y Pablo González. Ambos materiales se presentarán esta semana en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).

Vivir con máscaras

El pueblo zoque pertenece al complejo cultural olmeca, integra la familia lingüística mixe zoque popoluca y es uno de los siete pueblos existentes en Chiapas, además de los tzeltales y tzotziles. Los migrantes zoques están asentados principalmente en las ciudades de Oaxaca y Guadalajara.

La Unidad de Apoyo a las Comunidades Indígenas (UACI) de la UdeG registra 200 zoques en la capital de Jalisco, aunque en el último censo el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEGI) contó 75.

Fortino Domínguez integró el movimiento migratorio a Guadalajara que sucedió por motivo de la erupción del volcán Chichonal. Tenía 10 meses cuando su familia llegó a Guadalajara, ciudad que le ofreció una carrera universitaria. Hoy es profesor de Historia en la UdeG y trabaja en proyectos especiales para migrantes, avalados por la UACI. Desde el año pasado integra la asociación de migrantes zoques, que impulsados por regresar a su pueblo natal, organizaron un viaje para agosto del 2007 con el propósito de visitar la comunidad durante la realización de la fiesta tradicional.

“El proceso de organización estuvo basado en la reafirmación de la identidad, porque acá hay un contexto de discriminación bastante grande, y los migrantes lo que hacen es ocultar su identidad. Con este viaje queríamos recrearla de manera pública”, dice Domínguez.

Además de ver a familiares, vivir las costumbres, probar la comida típica, conocer la indumentaria, el regreso significó constatar las dificultades de la tierra en la que están sumergidos sus similares. “Viven del autoconsumo, de la siembra, de la cría del ganado, es todo muy rural”.

Domínguez cuenta que en Guadalajara los zoques viven bastante diseminados en la periferia y hasta el año pasado, casi no se frecuentaban, sin embargo, el viaje los determinó a verse más seguido e incluso acelerar los trámites para conformar una asociación civil a través de la cual puedan conseguir mantener sus tradiciones, aun cuando los separan miles de kilómetros de su comunidad natal.

“Queremos tener tamboreros, quienes en algún momento fueron la autoridad del pueblo, pero se vieron desplazados por la autoridad municipal. También mantener las fiestas del pueblo, porque de parte de la Iglesia católica hay un hostigamiento hacia la tradición, que los sigue tildando de herejes. Ahora estamos interesados en que la tradición continúe, así que queremos aprender las tradiciones, para tener nuestros propios tamboreros y piteros aquí en Guadalajara”, dice.

Domínguez cuenta que cuando desde el inicio de los preparativos del viaje, estuvo presente la idea de hacer un registro fotográfico a cargo de Aldo Ruiz. Luego el proyecto fue madurando y se sumaron Rafael Villegas y Pablo González para hacer un documental sobre el encuentro.

La memoria gráfica del encuentro

El objetivo de Ruiz era inmortalizar en las instantáneas los preparativos del regreso, la ansiedad por conocer la tierra que los vio nacer y también los despidió y el encuentro con familiares y amigos.

Cuenta que no fue fácil su trabajo. “Hay que derribar una barrera que como autodefensa la toman. Es decir, en Guadalajara y en todo México, hay un racismo exacerbado respecto a ellos. Lo que hacen es esconderse y la lengua no se la enseñan a las nuevas generaciones. Durante 25 años han estado tratando de ocultar su identidad para evitarse problemas, era fuerte para ellos decirles que los vamos a tomar fotos y video. Es obvio que desconfían, porque además tienen la experiencia de que van historiadores, los estudian y jamás regresan.

“Pedí permiso y poco a poco fui haciendo el trabajo fotográfico, que tiene como particularidad que no me acerco mucho a las personas, para no invadir espacios. Sirvió el viaje porque nos fuimos conociendo más. Las fotos son naturales, ninguna está trabajada. Yo creo que con las fotos se logró sacar algo apenas superficial de todo un contexto. Por eso sigo trabajando con ellos y sigo profundizando”.

El trabajo realizado por Ruiz resultó en un libro de 75 fotografías a color titulado El regreso al terruño. El caso de los migrantes zoques en Guadalajara, editado por La Casa del Mago. La introducción la escribió Andrés Fábregas.

Sin etiqueta de indigenismo

Una cámara de video también fue testigo del encuentro de los zoques con su comunidad. Rafael Villegas y Pablo González captaron en un documental de media hora cuatro testimonios de migrantes.

“Al principio la idea era hacer un registro videográfico del regreso de los migrantes, pero quisimos ir un poco más allá y tratamos de contar una historia. Partimos de la idea de que México el indígena es el personaje por excelencia del documental. Eso de repente puede parecer un tema obvio. Sin embargo, nos parecía que eso es parte de una forma de violencia también contra el indígena, en el sentido de la invención de lo indígena de la imagen hecha por académicos, intelectuales, que trabajan con ellos. Van hacen sus tesis y se van, van hacen sus películas y se van.

“Queríamos salirnos de la lógica de hacer un documental con la etiqueta de indigenismo, no queríamos una invención de lo indígena. Creo que funcionó el hecho de que ni Pablo ni yo no estábamos involucrados con el tema, tampoco con la cultura zoque. Llegamos más abiertos para encontrar una historia y traerla de antemano. Llevamos un guión de sobre una historia de unos migrantes que regresaban a su pueblo, muchos años después y usamos el volcán como eje dramático. Sin embargo, cuando entramos en contacto, salieron otras cosas, que no estaban planeadas. Empezamos a ver que no todo en su existencia y memoria gira alrededor del volcán.

“Nos fuimos sobre cuatro migrantes nada más, y cada uno tiene su propia historia. Algunos incluso ni siquiera querían hablar del volcán. Lo que nos quedó claro es que en la misma lógica de un documental no indigenista, nos teníamos que salir del indígena como objeto de nuestra cámara. Entonces registramos un encuentro, y por eso incluso no ocultamos nuestras voces”.

La presentación del libro y video se realizará el 24 de abril a las 18 horas en el Auditorio Adalberto Navarro Sánchez del CUCSH a las 18 horas. Domínguez hablará sobre la situación de los migrantes zoques en esta ciudad el miércoles 23 de abril a las 13:20 horas durante el Coloquio Pueblos Indígenas e Indigenismo en el Occidente de México, que tendrá lugar en el Museo Regional de Guadalajara.

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